A las 20.11 del 29 de octubre, se emitió una alerta por lluvias torrenciales instando a la población a evitar desplazamientos, pero esta llegó demasiado tarde, dejando a la mayoría de las víctimas sin tiempo para reaccionar. En pocas horas, 229 personas perdieron la vida mientras miles más pedían auxilio al 112. La respuesta fue tildada de tardía y confusa, generando un clamor social por una mayor transparencia en la gestión de emergencias. A medida que las investigaciones judiciales indagan en la serie de fallos, la ciudadanía ya reconoce que la catástrofe no se debió únicamente al clima, sino a una evidente descoordinación y falta de preparación por parte de las autoridades.
La tragedia del 29 de octubre subraya un mensaje crucial: sin servicios públicos fuertes y bien dotados, la seguridad de los ciudadanos queda comprometida. Este evento pone de relieve la urgentísima necesidad de un Pacto de Estado contra el cambio climático para garantizar una gestión adecuada de emergencias y la inversión en infraestructuras seguras. La sociedad respondió con heroísmo, pero su esfuerzo debe ser respaldado con recursos y un compromiso sincero hacia la verdad y la transparencia. Si no se aprende de los errores del pasado, las tragedias futuras se tornarán inevitables, recordándonos que la protección civil y la lucha contra el cambio climático no solo son responsabilidades del Estado, sino cuestiones de vida o muerte.
Leer noticia completa en 20minutos.


