La Unión Europea decidió no reconocer la legitimidad democrática del presidente venezolano, Nicolás Maduro, debido a la falta de actas oficiales que validen su victoria. España propuso sanciones contra el régimen, pero no obtuvo consenso. Josep Borrell, Alto Representante de la UE, lamentó la carencia de verificación de resultados y afirmó que la UE continuará relacionándose con Caracas de facto. España instó a explorar «herramientas» para fomentar el diálogo interno en Venezuela, pero Borrell señaló que ya existen sanciones significativas contra los dirigentes del país. La UE opta por intensificar el diálogo con actores regionales y enfatiza la protección de los opositores.
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