En medio de la emergencia provocada por la depresión aislada en niveles altos (DANA) en la Comunidad Valenciana, el jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), teniente general Javier Marcos, ha explicado la actuación de los cuerpos militares desplegados en colaboración con la Generalitat valenciana. Durante una rueda de prensa en La Moncloa, Marcos subrayó la importancia de la autorización gubernamental local para intervenir, aclarando que, aunque la UME puede estar lista para actuar con agilidad, no puede ingresar en áreas afectadas sin el visto bueno de la dirección de la emergencia. La catástrofe se ha cobrado una coordinación minuciosa, al mantenerse la emergencia en nivel 2, y la Generalitat ha sido responsable de dirigir los recursos estatales, que incluyen a un contingente militar ampliado a 7.800 efectivos.
El presidente valenciano, Carlos Mazón, ha puntualizado sobre el manejo de la situación, trasladando responsabilidades a la Confederación Hidrográfica del Júcar y a las Fuerzas Armadas por las demoras percibidas en la respuesta. A pesar de haber solicitado inicialmente una intervención más localizada, la magnitud de la catástrofe llevó al despliegue de cerca de 1.000 soldados adicionales durante la noche, aunque estos no pudieron intervenir hasta recibir la orden de la Generalitat. En un contexto de críticas, Marcos defendió las decisiones tomadas, destacando que la imprevisibilidad de inundaciones y la necesidad de no incurrir en una improvisación desordenada guiaron el ritmo de la respuesta. El buque Galicia ha arribado al puerto de Valencia para alojamiento y apoyo logístico a los militares, quienes han intensificado sus labores en los municipios afectados, enfocándose en la localización de desaparecidos y la distribución de suministros básicos.
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