La situación en el sur de Valencia tras el paso de la dana presenta un panorama devastador que recuerda a un escenario bélico, como describen expertos en conflictos. La devastación ha causado enormes daños en infraestructuras e inmuebles, con vehículos incrustados en las calles y diques improvisados formados por coches amontonados. En este contexto, la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) ha sido fundamental, con cientos de efectivos desplegados para realizar labores de rescate y limpieza en las áreas más afectadas. Los militares han logrado evacuar a personas atrapadas en tejados y transportar a individuos con movilidad reducida a zonas seguras. A pesar de los múltiples esfuerzos, la población local sigue reclamando una mayor presencia de las fuerzas de seguridad y efectivos de emergencia, ante el temor de inseguridad y la magnitud de la crisis.
El Gobierno ha respondido aumentando el contingente de fuerzas armadas en la región, sumando un despliegue sin precedentes en tiempos de paz. Se han movilizado más de 5,000 militares para reforzar la seguridad, facilitar el acceso a los servicios básicos y asegurar la distribución de alimentos y agua potable. Entre las misiones más urgentes, destacan la búsqueda de desaparecidos y la extracción de agua en zonas inundadas y garajes donde se teme haya numerosas víctimas mortales. Los esfuerzos conjuntos de la UME, la Guardia Civil y la Cruz Roja se concentran también en despejar infraestructuras críticas como las vías de tren, que están bloqueadas por barro y escombros. La situación demanda una labor incesante y coordinada entre múltiples cuerpos para devolver la normalidad a las localidades asoladas por la tromba de agua.
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