La Comisión Europea ha decidido retrasar la imposición de aranceles a productos estadounidenses, originalmente programados para el 2 de abril, en un intento por negociar con la Administración de Donald Trump y evitar una escalada en la guerra comercial que amenaza con profundizarse. Esta medida responde a los gravámenes del 25% impuestos por Washington sobre el acero y aluminio a nivel global, afectando también a la Unión Europea desde el pasado 12 de marzo. Con este aplazamiento, Bruselas busca ganar tiempo para dialogar tanto con Estados Unidos como con los Estados miembros de la UE, ajustando las listas de productos que se verán afectados por los nuevos aranceles europeos, como ya anticipan incluyendo manufacturas emblemáticas estadounidenses como el bourbon y las motocicletas Harley-Davidson. Sin embargo, hasta el momento, los intentos de la Comisión Europea por lograr acuerdos en política comercial con Washington han resultado infructuosos, permitiendo que la tensión comercial continúe su avance sin solución a la vista.
La decisión de Bruselas ha desencadenado reacciones mixtas dentro de la Unión Europea, evidenciando fisuras en su unidad. Algunos líderes europeos, como la primera ministra italiana Giorgia Meloni, han expresado su desacuerdo con represalias que podrían escalar la situación a un ciclo perjudicial para ambas partes, subrayando la necesidad de un enfoque pragmático para alcanzar puntos de entendimiento. Asimismo, las críticas también han llegado desde Francia e Irlanda, donde se cuestiona la idoneidad de algunos productos en la lista de aranceles, especialmente aquellos relacionados con el sector alcohólico. No obstante, la Comisión Europea insiste en que las acciones son medidas firmes y proporcionadas para proteger la economía europea y sus intereses comerciales, en un entorno global marcado por el proteccionismo creciente. En este contexto, la UE y EE.UU., que comparten un comercio bilateral de bienes y servicios valorado en 1.6 billones de euros, tienen ante sí el desafío de preservar y fortalecer una relación económica crucial.
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