La mayoría conservadora está imponiendo gradualmente su agenda política, social y filosófica, alterando significativamente el panorama legislativo y judicial. Han revertido sentencias clave, como aquellas relacionadas con el derecho al aborto y los poderes de las agencias federales. Además, han fortalecido el poder presidencial, otorgando al presidente una inmunidad casi total, en un movimiento que algunos consideran como convertir al presidente en una figura monárquica.
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