Desde la irrupción de ChatGPT en noviembre de 2022, la inteligencia artificial (IA) ha dejado una marca indeleble en sectores tecnológicos, redibujando por completo el panorama de los centros de datos. En enero de 2025, la IA ha logrado reunir a más de 300 millones de usuarios semanales, un crecimiento que ha impuesto severas demandas sobre la infraestructura digital. Este auge ha dado pie a una transformación radical, desde los sistemas de refrigeración hasta la gestión del consumo energético, exigiendo nuevas soluciones.
David Carrero, cofundador de Stackscale, proporciona un análisis detallado de estas repercusiones, subrayando la necesidad de infraestructuras privadas para optimizar tanto el rendimiento como la seguridad. Carrero destaca que las aplicaciones de IA necesitan más potencia de cálculo que nunca, lo que desafía a los operadores de centros de datos a adaptar sus infraestructuras.
En este contexto, las redes de baja latencia, alimentadas por tecnologías como InfiniBand, se perfilan como esenciales para soportar clústeres de alto rendimiento, mientras que la alta densidad energética de los racks supone retos en cuanto a distribución eléctrica y refrigeración. «Estamos viendo una transición hacia configuraciones más eficientes, con racks que pueden manejar más de 40 kW cada uno, frente a los 10-15 kW tradicionales», explica Carrero.
La refrigeración líquida se ha convertido en un componente vital en la ecuación. A medida que los racks de IA aumentan en densidad energética, esta técnica ofrece una solución eficaz para mantener temperaturas operativas seguras. Carrero resalta: «La refrigeración líquida será crucial para racks de alta densidad, una tendencia que está ganando terreno rápido en los centros de datos de IA».
La expansión de la IA también tiene un impacto significativo en el consumo energético, impulsando la necesidad de diseñar infraestructuras energéticas que puedan sostenerse con fuentes renovables y, potencialmente, energía nuclear de nueva generación. Los operadores están optimizando el diseño energético y redefiniendo los acuerdos de nivel de servicio para adaptarse a los nuevos desafíos de enfriamiento y potencia.
Frente a este escenario, las soluciones privadas, como las ofrecidas por Stackscale, ganan protagonismo. Proveen control absoluto sobre los datos, asegurando alto rendimiento y seguridad avanzada. «Las empresas necesitan entornos dedicados con máxima protección de datos», subraya Carrero. Además, estas soluciones ofrecen costes predictivos, un factor esencial para empresas que requieren estabilidad financiera en sus operaciones.
El futuro sugiere una bifurcación entre los centros de datos tradicionales y aquellos exclusivos para IA. Carrero predice que si la demanda de IA estabiliza una densidad de hasta 100 kW por rack, los centros existentes podrían seguir ajustándose. Sin embargo, el crecimiento continuo podría dar lugar a instalaciones especializadas, optimizadas para manejo de latencia ultra baja y sofisticados sistemas de refrigeración líquida.
A medida que la inteligencia artificial continúa redefiniendo el sector de los centros de datos, las empresas que deseen maximizar el rendimiento de sus proyectos de IA deberán elegir infraestructuras que ofrezcan la combinación deseada de seguridad, rendimiento y eficiencia energética. Stackscale se posiciona como un actor clave en este espacio, apostando por soluciones privadas que prometen a las empresas un control y una eficiencia superiores, sin depender de las opciones de nube pública.