Los océanos, vastos y enigmáticos, albergan misterios que fascinan a la humanidad, desde volcanes submarinos hasta civilizaciones sumergidas. A pesar de los avances tecnológicos, solo se ha explorado un ínfimo 5% de estos fondos marinos. Sin embargo, en medio de este desconocimiento, la acuicultura emerge como una práctica crucial y aún desconocida por muchos. A pesar de su importancia para la alimentación global, un tercio de la población todavía no es consciente de su existencia, perpetuando mitos que la rodean. La información precisa es vital para desmontar estos prejuicios y reconocer el papel fundamental de la acuicultura en la sostenibilidad y seguridad alimentaria.
La acuicultura española se consolida como una práctica sostenible y eficiente bajo los estándares de la Unión Europea. Innovadora y con un legado de milenios, esta industria ofrece nutrientes de calidad al tiempo que protege el medio ambiente. Contrario a mitos populares, el pescado de acuicultura iguala en sabor y nutrición al capturado en su hábitat natural y está sujeto a rigurosos controles que garantizan su frescura y seguridad, eliminando cualquier noción de uso indebido de antibióticos. España, con sus extensas costas e instalaciones acuícolas, lidera en Europa en esta transformación alimentaria, prometiendo una fuente de alimento segura y sostenible para el futuro, con productos que llegan a las mesas en menos de 24 horas tras su cosecha.
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