Desde el estallido de la guerra en Sudán en abril de 2023, millones de niños pertenecientes a las generaciones Z y Alfa han sufrido graves violaciones a sus derechos básicos. El conflicto ha llevado a que más de 15 millones de niños necesiten ayuda humanitaria, una cifra que se ha duplicado en lo que va del año. En lugar de contar con un entorno seguro que garantice salud y educación, estos menores enfrentan un futuro marcado por el hambre y la falta de acceso a servicios esenciales. La crisis, considerada una de las peores emergencias humanitarias del mundo, también ha causado el desplazamiento de cerca de 30 millones de personas, con más de la mitad de ellos siendo niños.
La educación en Sudán ha sido devastada, con 17 millones de menores fuera de la escuela y más de 3.200 centros educativos destruidos o utilizados como refugios. Las organizaciones de derechos humanos han documentado casos de reclutamiento forzoso de niños como soldados, extendiendo esta violación de derechos a gran parte del país. A pesar de que el gobierno sudanés ratificó acuerdos internacionales para prevenir el uso de menores en conflictos, su cumplimiento sigue siendo deficiente. La comunidad internacional, incluida la Unión Europea, ha pedido una respuesta decisiva para abordar esta catástrofe y proteger a los más vulnerables en un contexto de creciente violencia y caos.
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