El monumento más emblemático de la Comunidad, una imponente construcción erigida por los árabes hace diez siglos, sigue siendo un testigo mudo del paso del tiempo y de la evolución de la región. Originalmente levantado para vigilar y protegerse de las incursiones cristianas durante la época de dominación musulmana, este majestuoso bastión ha trascendido su propósito inicial para convertirse en un símbolo del legado histórico y cultural de la zona. Hoy, la histórica estructura observa incansable el incesante flujo de la modernidad, representado por los miles de vehículos que transitan a diario por la autovía A-6.
Lejos de ser una reliquia relegada al olvido, el monumento continúa atrayendo la atención de turistas y locales por igual, quienes se maravillan ante su permanencia y majestuosidad. La Administración local ha puesto en marcha iniciativas para preservar su integridad, garantizando que este vestigio del pasado siga siendo no solo un punto de interés turístico, sino también un elemento central de la identidad cultural de la Comunidad. De esta manera, el monumento permanece como un puente entre dos épocas, simbolizando tanto la rica historia medieval de la región como su dinámica conexión con el presente.
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