En un escenario que recuerda al mito de Frankenstein de Mary Shelley, Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, ha expresado su creciente preocupación sobre la teoría de la «internet muerta». Esta teoría postula que el contenido generado por inteligencia artificial (IA) podría superar al creado por humanos, aumentando los riesgos de manipulación y desinformación a gran escala. Altman señaló en un mensaje que actualmente proliferan las cuentas administradas por modelos de lenguaje en redes sociales como X, la antigua Twitter. Esta inquietud resalta el desafío de discernir entre lo auténtico y lo automatizado, un fenómeno que ya ha mostrado pruebas sólidas de manipulación de la opinión pública a través de bots.
Investigadores como Aaron Harris, CTO de Sage, y expertos de universidades australianas, advierten sobre la creciente influencia de los bots en las redes sociales, destacando el riesgo de desinformación y la erosión de la confianza. Un estudio reciente sugiere que la diseminación de contenido viral se asemeja a incendios que se intensifican o debilitan según su entorno, lo que complica aún más la tarea de mitigar su impacto. Para abordar estos desafíos, se propone una regulación más estricta y tecnologías que fomenten la transparencia y responsabilidad, tal como sugiere Harris, quien aboga por un internet más ético que preserve los logros de la IA sin sacrificar la integridad del contenido humano.
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