El desempleo juvenil en España está comenzando a mostrar signos de mejoría, con una reducción hasta ubicarse en torno al 24%. Este descenso se presenta más rápido que la tasa general de desempleo, que actualmente ronda el 10%. Sin embargo, estos números, aunque positivos, revelan que los jóvenes menores de 25 años todavía representan el 60% del total de desempleados en el país. Esto sugiere que, a pesar de una recuperación generalizada, el segmento juvenil continúa enfrentando serias dificultades en el mercado laboral.
El mercado laboral español sigue siendo altamente selectivo, afectando de manera desproporcionada a los jóvenes, quienes enfrentan las primeras y más grandes dificultades para encontrar empleo. Este fenómeno puede explicarse en parte por la deserción de jóvenes que, debido a la frustración, dejan de buscar trabajo activamente, optan por continuar sus estudios, o deciden emigrar en busca de mejores oportunidades.
A pesar de la situación, el país ha experimentado un aumento en la afiliación a la Seguridad Social, alcanzando un récord con más de 21,8 millones de personas, y ha visto cómo el desempleo general desciende a niveles no vistos desde 2008. Sin embargo, el problema del desempleo juvenil persiste, poniendo de manifiesto las dificultades para que este grupo acceda a trabajos de calidad, estabilidad y salarios decentes. Muchos jóvenes que logran encontrar trabajo lo hacen en sectores caracterizados por la precariedad y la temporalidad.
Aún con estas mejoras cuantitativas, el desempleo juvenil en España sigue superando la media europea, situada alrededor del 15%. Esto subraya la importancia de mirar más allá de las estadísticas y enfocarse en la calidad del empleo y las oportunidades reales que se ofrecen a los jóvenes. Solo así se podrá alcanzar una recuperación económica verdaderamente inclusiva.