Los pantalones vaqueros, antiguamente un emblema del estilo «hippy», se han consolidado como un clásico en la moda global. Sin embargo, su producción implica un significativo impacto ambiental, destacándose por su enorme consumo de agua y energía, además de la contaminación generada por el uso de tintes y procesos de lavado para obtener el desgaste deseado. Un estudio de la Universidad Politécnica de Madrid cuantificó el impacto hídrico de los vaqueros entre 2.130 y 3.078 litros debido al cultivo de algodón, su principal materia prima. Además, el reciclaje de los vaqueros representa un desafío por los materiales metálicos integrados, como remaches y cremalleras, que complican su desmontaje. España planea implementar medidas estrictas para reducir los residuos textiles, siendo esta problemática uno de los focos de la Ley de Residuos, que entra en vigor en 2025.
Ante estos desafíos, el rediseño sostenible de los pantalones vaqueros ha emergido como una solución viable y necesaria. La iniciativa «Jeans Redesign», impulsada por la Fundación Ellen MacArthur, ha logrado una colaboración global sin precedentes entre más de cien marcas y fabricantes en más de 25 países, poniendo en el mercado 1,5 millones de vaqueros que cumplen con normas de sostenibilidad. Estas incluyen la resistencia a al menos veinte lavados y una producción con menor impacto hídrico. Mientras tanto, voces críticas como la de Celia Ojeda de Greenpeace España señalan los riesgos de la moda ultrarrápida y de baja calidad, que acelera la producción sin considerar los efectos ambientales. Es urgente que la industria de la moda, responsable de un notable porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero y del desperdicio de agua dulce, se oriente hacia prácticas más sostenibles para mitigar su dañina huella ambiental a nivel mundial.
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