La reciente entrega de medallas en la Liga de Naciones de pelota vasca, celebrada en Gernika, estuvo marcada por un hecho controvertido que envolvió a la victoria de la selección española en la categoría femenina de cesta punta. Las campeonas, Erika Mugartegui y Arai Lejardi, quien impusieron su fuerza ante las representantes vascas, Elaia Gojenola y Maia Goikoetxea, se alzaron con la medalla de oro. Sin embargo, al sonar el himno nacional, una parte del público respondió con pitidos, un gesto que refleja las tensiones existentes en la relación entre ambos equipos tras la reciente separación de Euskadi de la federación española.
Este torneo internacional no solo marcó la primera participación oficial de la selección de Euskadi después de su reciente disolución con la federación española, sino que también está en el centro de un contencioso legal ante el Tribunal Arbitral del Deporte, el cual aún no ha emitido un dictamen definitivo. La ceremonia de medallas subrayó no solo la competitividad deportiva, sino también un ambiente de división, donde los gestos del público hacen eco de los sentimientos políticos que trascienden las canchas.
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