En un solemne Viernes Santo, la Cofradía del Santísimo Cristo de la Agonía, María Santísima de Los Dolores y San Juan realizó su tradicional procesión por las centenarias calles del Centro Histórico. Acompañados por el fervor y devoción de fieles y vecinos, la procesión fue un espectáculo de fe y tradición que reafirmó, una vez más, el profundo vínculo de la localidad con sus costumbres religiosas.
Entre las autoridades presentes en esta singular manifestación de fe, se encontraba la alcaldesa Judith Piquet, quien junto a los concejales Antonio Saldaña, Pilar Cruz, y Lola López, encabezaron la representación del gobierno local. Integrantes de la Corporación Municipal no faltaron a la cita, y destacó también la presencia del obispo de Alcalá, Antonio Prieto, así como representantes de la Junta de Cofradías, quienes acompañaron con respeto y solemnidad el recorrido procesional.
La procesión dio inicio en la calle Santa Úrsula, desde donde comenzó su paso majestuoso a primeras horas de la mañana. Desfilando entre edificios históricos, la marcha avanzó por la Plaza de Rodríguez Marín y la emblemática Plaza Cervantes, bordeando el lado del Ayuntamiento. Con precisión y un profundo sentido de la tradición, el recorrido continuó por la calle Bustamante de la Cámara, hasta alcanzar la Plaza de San Diego. Allí, a las 7 de la mañana, se realizó una oración especial ante las clarisas de San Diego, un momento de recogimiento y espiritualidad para todos los presentes.
El trayecto continuó por la calle Beatas, seguida de la calle Libreros, y recorriendo la calle Tinte antes de llegar a la calle Santiago. Con la primera luz del día sobre ellos, los fieles y cofrades cruzaron la Plaza de Palacio dirigiéndose a la histórica calle San Juan. Minutos después, la procesión alcanzó la Plaza de los Santos Niños, donde a las 8 de la mañana se celebró la estación de penitencia en la majestuosa Catedral, un punto álgido de la jornada, cargado de emoción y espiritualidad.
Con un brillante broche musical, el recorrido llegó a su etapa final pasando por la calle Escritorios y el regreso a la calle Santa Úrsula. Las notas de la Agrupación Musical La Soledad de Madrid, junto con la Agrupación Musical Unión Musical El Maestro, acompañaron en todo momento el paso procesional, dotando a la ceremonia de un ambiente de reflexión y solemnidad.
Este evento no sólo reafirma la vigencia de las tradiciones religiosas, sino también el compromiso de una comunidad que, año tras año, se une para celebrar y preservar su rico patrimonio cultural y espiritual.