El papa Francisco ha experimentado un agravamiento en su estado de salud debido a una crisis de broncoespasmo que potenció su neumonía bilateral, afección por la que ha estado ingresado en el Hospital Gemelli de Roma durante las últimas dos semanas. Según explicó Soledad Alonso, profesora de Medicina en la Universidad Francisco de Vitoria, el broncospasmo genera un estrechamiento de las vías respiratorias, complicando la situación clínica del pontífice, ya de por sí delicada debido a la infección pulmonar. Para enfrentar esta situación, el papa ha sido sometido a un tratamiento de ventilación mecánica no invasiva, método que permite una adecuada oxigenación sin necesidad de intubación, empleando una mascarilla que facilita la respiración y ha mostrado ser efectiva, según los informes del Vaticano.
A pesar de la gravedad del cuadro clínico, surge una luz de esperanza, ya que Francisco ha respondido positivamente al tratamiento. Sin embargo, las complicaciones no cesan, ya que el papa también ha padecido un episodio de vómito que podría haber incrementado el riesgo de aspiración, incrementando así el cierre de sus vías respiratorias y afectando negativamente su neumonía. En este contexto, y a pesar del lógico frenazo en su recuperación, los especialistas mantienen una actitud optimista y apelan a seguir monitoreando día a día su evolución, confiando en las respuestas más recientes del tratamiento y en la información proporcionada por los profesionales médicos encargados de su cuidado.
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