El esmorzaret valenciano, más que un simple almuerzo, es considerado casi una religión entre sus habitantes. Este tradicional tentempié, disfrutado entre las 9 y las 12 de la mañana, es una costumbre profundamente arraigada en la cultura de Valencia y sus alrededores, resistiendo incluso ante adversidades como las devastadoras riadas. Una serie de fotografías históricas que se han viralizado recientemente ilustran esta resistencia cultural: una imagen de 1957 muestra a valencianos en medio de una catástrofe natural, reunidos en torno a una mesa cubierta de comida, con el agua hasta las espinillas, una escena que resuena en la actualidad con la fotografía de vecinos, voluntarios y bomberos compartiendo un esmorzaret en Catarroja tras la reciente DANA que afectó a la región. Ambas imágenes capturan no solo el arraigo de esta tradición, sino también el espíritu de comunidad y solidaridad que caracteriza a los valencianos frente a la adversidad.
El origen del esmorzaret se remonta a las raíces agrícolas de la huerta de Valencia, donde los trabajadores del campo necesitaban una pausa sustancial para reponer fuerzas hasta la hora del almuerzo. Hoy en día, este almuerzo se ha consolidado como un símbolo de identidad y cohesión social, manteniendo su esencia a pesar del paso del tiempo. La tradición ha evolucionado hasta convertirse en un evento socio-cultural que no solo proporciona alimento, sino que también refuerza los lazos comunitarios, demostrando la capacidad del pueblo valenciano para encontrar normalidad y alegría a través de costumbres compartidas incluso en las circunstancias más difíciles.
Leer noticia completa en OK Diario.