En la capital mexicana, los vehículos ligeros de dos ruedas se han convertido en una opción popular, surcando calles y aceras entre el tráfico y la insuficiencia del transporte público. Con un costo aproximado de 5.000 pesos mexicanos, estos híbridos entre patinete y ciclomotor pueden alcanzar hasta 60 kilómetros por hora, presentándose como una solución económica y eficaz para los desplazamientos urbanos. La creciente demanda también se ha visto impulsada por la proliferación de aplicaciones de reparto, las cuales han encontrado en este tipo de transporte una herramienta invaluable para agilizar sus operaciones.
China ha asumido un papel fundamental en esta tendencia, suministrando el 98% de las más de 200.000 motocicletas eléctricas importadas hasta mayo de 2025. En respuesta a la creciente demanda, la empresa china Yadea inauguró una planta en el Estado de México en 2024, con planes para expandir su producción. El Gobierno de la Ciudad de México, consciente de la situación, colabora con la Asociación Mexicana de Fabricantes e Importadores de Motocicletas para crear un marco regulatorio que integre de manera segura estos vehículos, proponiendo reformas a la Ley de Movilidad y el Reglamento de Tránsito para definirlos legalmente y diferenciarlos de otros transportes eléctricos.
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