El árbol de Navidad, con una historia que entrelaza tradiciones paganas y cristianas, remonta sus orígenes a los rituales invernales de los pueblos germánicos en Europa. Utilizaban árboles perennes como el abeto y el pino, simbolizando la vida eterna y el renacimiento de la naturaleza tras el invierno. En el siglo XVI, en Alemania, la tradición comenzó a consolidarse con la decoración de árboles usando manzanas, nueces y cintas. Se atribuye a Martín Lutero, el renombrado reformador protestante, la incorporación de velas en estos árboles, inspirado por el resplandor de las estrellas. La costumbre se extendió rápidamente por Europa y llegó a Estados Unidos. En 1846, la imagen de la reina Victoria de Inglaterra y el príncipe Alberto junto a un árbol decorado impulsó su popularidad en el Reino Unido y otros países, convirtiendo al árbol de Navidad en un ícono de la festividad.
Con el paso del tiempo, las tendencias de decoración navideña han evolucionado, y el minimalismo se ha establecido como un estilo emergente para 2024. Este enfoque, que promueve el «menos es más», busca crear ambientes acogedores sin un exceso visual. Las luces cálidas sustituyen a los adornos llamativos, mientras que el estilo nórdico aporta armonía con adornos de madera y textiles suaves en tonos neutros. Por otra parte, la creatividad abre un abanico de alternativas al árbol tradicional, como los árboles de pared hechos con cintas o luces. Además, se ha puesto énfasis en decorar otras áreas del hogar, utilizando centros de mesa, guirnaldas de luces y velas aromáticas para crear un entorno festivo y sofisticado. A medida que nos acercamos a la Navidad de 2024, estas tendencias reflejan un cambio hacia celebraciones más elegantes y significativas, buscando que cada detalle cuente una historia de amor y unión.
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