Intel, una de las empresas de tecnología más icónicas del mundo, ha mantenido su posición a la vanguardia del desarrollo de procesadores para computadoras desde hace más de cinco décadas. Desde la incorporación del Intel 4004 en 1971, el primer microprocesador comercial, hasta los actuales procesadores Core de última generación, Intel no ha cesado en su camino de innovación dentro de la industria de los semiconductores.
El primer gran hito de Intel fue la introducción del Intel 4004. Lanzado en 1971, este microprocesador de 4 bits contenía 2.300 transistores y operaba a una velocidad de 740 kHz, capaz de realizar 92.000 operaciones por segundo. Fue creado inicialmente para ser utilizado en calculadoras de escritorio, revolucionando así el ámbito de las computadoras con su arquitectura compacta y eficiente.
Un año después, en 1972, Intel presentó el 8008, un procesador de 8 bits que marcó una mejora significativa respecto a su predecesor, incluyendo 3.500 transistores y una velocidad de 200 kHz. A pesar de sus limitaciones, este avance puso de manifiesto el potencial de los microprocesadores en aplicaciones más allá de dispositivos sencillos.
El lanzamiento del Intel 8080 en 1974 fue un punto de inflexión. Este procesador de 8 bits, con 6.000 transistores y una velocidad de 2 MHz, demostró ser fundamental para las primeras computadoras, como el Altair 8800. Le siguieron los modelos 8086 y 8088 en 1978, los cuales introdujeron una arquitectura de 16 bits con 29.000 transistores y velocidades iniciales de 5 MHz. Particularmente, el 8088 fue elegido para el primer IBM PC en 1981, consolidando la presencia de Intel en el mercado de la computación personal.
La serie x86, que comenzó con el Intel 80286 en 1982, llevó aún más lejos la capacidad de los microprocesadores. Este modelo de 16 bits, con 134.000 transistores y una velocidad máxima de 25 MHz, comenzó a utilizar el modo protegido, permitiendo manejar más memoria y mejorando la estabilidad del sistema. El salto a los 32 bits llegó con el Intel 80386 en 1985, introduciendo 275.000 transistores y soportando multitarea y virtualización.
En 1989, con la aparición del Intel 80486, la industria dio otro gran paso adelante. Este procesador, con 1,2 millones de transistores y velocidades de hasta 100 MHz, integraba un coprocesador matemático, mejorando drásticamente el rendimiento computacional.
La década de los 90 estuvo marcada por la serie Pentium. Lanzado en 1993, el procesador Pentium contaba con 3,1 millones de transistores y velocidades de hasta 300 MHz, introduciendo la ejecución superescalar, permitiendo múltiples instrucciones por ciclo de reloj. Mejoras continuas llegaron con el Pentium II en 1997, que con 7,5 millones de transistores y velocidades de hasta 450 MHz, presentó refinamientos significativos en la arquitectura. Dos años después, el Pentium III llegaba con nuevas instrucciones SSE (Streaming SIMD Extensions) y una velocidad máxima de 1.4 GHz.
El cambio de milenio trajo consigo el Intel Pentium 4, que utilizaba la arquitectura NetBurst, alcanzando velocidades de hasta 3.8 GHz y 55 millones de transistores, pero presentando problemas de eficiencia energética. En contraste, el 2006 vio nacer la serie Core, que introdujo una microarquitectura más eficiente tanto en rendimiento como en consumo de energía. Los procesadores Core Duo y Core 2 Duo iniciaron esta nueva era.
En 2008, Intel lanzó el Core i7 como parte de la familia Nehalem. Con hasta 731 millones de transistores y la tecnología Hyper-Threading, este procesador alcanzaba velocidades de hasta 3.33 GHz, soportando además memoria DDR3. Más recientemente, en 2017, la serie Core i9 hizo su debut, con la microarquitectura Skylake-X, hasta 18 núcleos y 36 hilos, ofreciendo un rendimiento extremo para aplicaciones profesionales y de gaming.
La evolución de los procesadores Intel ha sido crucial para el avance de la tecnología informática. Desde el Intel 4004 hasta los sofisticados Core i9 actuales, la innovación constante de Intel ha definido el camino en términos de rendimiento, eficiencia y capacidad de procesamiento, haciendo de las computadoras una herramienta rápida, eficiente y cada vez más capaz de manejar las tareas más complejas.