En el distrito de San Blas-Canillejas, en el número 527 de la calle Alcalá, se encuentra uno de los últimos recintos de recreo construidos en Madrid, famoso por sus almendros en flor: la Quinta de los Molinos. Este espacio emblemático forma parte del conjunto de quintas situadas en la histórica carretera de Aragón, conocida ahora como la calle de Alcalá, junto a Torre Arias y El Capricho.
El objetivo de su protección abarca todo el recinto, desde sus formaciones vegetales hasta los elementos patrimoniales y diversas construcciones. Entre las obras más destacadas se encuentra el Palacete de Cort, una realización notable del arquitecto César Cort, además de la Casa del Reloj situada en la entrada, y otras instalaciones como antiguas cocheras, almacenes, una lavandería, una pista de tenis e incluso un invernadero.
El edificio principal, el Palacete, se sitúa junto al histórico camino de la Guindalera. Esta construcción es el resultado de reformas llevadas a cabo por César Cort entre 1939 y 1954 sobre una edificación previa.
La Quinta de los Molinos también es conocida por sus espacios ajardinados diseñados siguiendo el Secesionismo Vienés. Los jardines geométricos se integran armoniosamente con las fachadas del inmueble. Además, el recinto cuenta con una zona agrícola, y se distingue por su sistema hidráulico para riego.
El nombre de este icónico lugar proviene de los molinos de viento que llegaron desde EE.UU. en los años 20 del siglo pasado para extraer agua de los pozos. La quinta adquirió sus actuales dimensiones de 29 hectáreas tras la incorporación de 12 fincas adicionales, en un proceso de expansión que comenzó en 1943 e incluyó también la construcción de una portería y un frente a la calle Alcalá.
En la historia reciente de la Quinta, entre 1986 y 1993, la Casa del Reloj albergó una Escuela de Jardinería del Instituto Madrileño de Empleo y Formación Profesional. Más tarde, en 1990, el Centro de Atención de Adicción ocupó parte del acceso desde la calle Alcalá. Desde julio de 2018, el Espacio Abierto Quinta de los Molinos opera como un centro cultural y social, consolidando así su papel crucial en la vida comunitaria de la zona.