La reciente orden ejecutiva del gobierno de Donald Trump prohíbe a la Universidad de Harvard admitir estudiantes extranjeros, generando incertidumbre entre los 6,800 estudiantes internacionales de la institución, incluido un 27% de su alumnado. La medida, comunicada por la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, argumenta que Harvard ha fomentado comportamientos inadecuados en su campus, aunque la universidad niega las acusaciones y considera la acción presidencial ilegal. Entre los afectados destaca la princesa Isabel de Bélgica, quien cursa un máster en Políticas Públicas en la prestigiosa institución y podría ver su futuro académico comprometido. Sin embargo, un juez estadounidense bloqueó la orden poco después de su emisión, añadiendo una nueva capa de incertidumbre al asunto.
Desde Bélgica, la casa real ha transmitido mensajes de calma respecto a la situación de la princesa Isabel, explicando que las posibles repercusiones de la medida aún no están claras. A pesar de los desafíos, se espera que cualquier decisión definitiva pueda tardar semanas en definirse. La acción administrativa de Trump ha sido vista como un castigo hacia Harvard por no cooperar con solicitudes federales y ha generado controversia internacional. Mientras tanto, Isabel de Bélgica continúa en su papel de estudiante, con un enfoque en su formación como futura reina, aunque su estatus diplomático podría ofrecerle cierta protección en este contexto volátil.
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