La reciente prórroga arancelaria acordada entre México y Estados Unidos ha generado un alivio temporal en medio de crecientes tensiones comerciales. La presidenta Claudia Sheinbaum, tras una charla con Donald Trump, consiguió extender por noventa días las negociaciones sobre los aranceles, permitiendo a México ganar un respiro en la situación crítica que enfrentaba. Este acuerdo llega en un momento de incertidumbre global, después de que la Unión Europea aceptara un aumento arancelario del 15%, señalando la capacidad negociadora de Sheinbaum frente a un Estados Unidos que no ha respetado acuerdos previamente establecidos. Aunque los aranceles actuales se mantienen, este nuevo plazo ofrece una oportunidad crucial para redefinir las estrategias económicas nacionales.
Sin embargo, el desafío ahora recae en cómo México aprovechará este tiempo ganado. El gobierno de Sheinbaum enfatiza la necesidad de un diálogo nacional que involucre a diversos sectores para analizar el rumbo económico del país. La presidenta ha logrado una victoria diplomática, pero enfrentará críticas si las condiciones económicas no mejoran rápidamente. Se espera que la iniciativa privada y los actores políticos se movilicen para proponer y concretar inversiones que fortalezcan la economía. La pausa obtenida no solo depende de la capacidad del gobierno para manejar las tensiones, sino también de la disposición de la nación a unirse en un esfuerzo colectivo para enfrentar este nuevo orden comercial global y mejorar la resistencia económica de México.
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