La Península Ibérica se perfila en el escenario global como un nodo digital vital, albergando una infraestructura digital que promete revolucionar la conectividad y las operaciones empresariales. Con miras al 2025, esta región emerge como una opción preferida para las empresas que buscan maximizar sus estrategias de localización. La oferta de ventajas económicas, geográficas y tecnológicas se presenta irresistible en un mundo cada vez más interconectado.
Históricamente dependientes de los mercados FLAP—Frankfurt, Londres, Ámsterdam y París—los hubs empresariales están ahora inclinando su mirada hacia Madrid, Lisboa y Barcelona. Estas ciudades han escalado rápidamente para competir al mismo nivel, con la ventaja añadida de estar ubicadas estratégicamente para conectar Europa con América, África y Medio Oriente.
Un análisis reciente de DE-CIX revela que la Península Ibérica cuenta con una notable infraestructura de cables submarinos y estaciones de aterrizaje que optimizan las latencias globales de manera significativa. Lisboa, en particular, impresiona con latencias de 60 ms hacia Washington D.C. y 70 ms hacia Dubái, un claro indicador de su potencial como ruta alternativa para el tráfico internacional de datos. Este robusto entramado de conexiones subraya el papel de Iberia como un nodo digital de referencia.
Además de su avanzada infraestructura, la Península Ibérica ofrece otros atractivos. Un fuerte sistema de transporte, un mercado laboral altamente calificado y un entorno fiscal atractivo constituyen un imán irresistible para las empresas. Con aproximadamente 60 millones de habitantes y más de 100 centros de datos operativos, la región no solo soporta, sino que impulsa el crecimiento de la economía digital. Madrid, por ejemplo, ha registrado un crecimiento del PIB del 23,24% desde 2016, convirtiéndose en el hogar de la mayoría de las multinacionales españolas.
El impulso hacia la sostenibilidad refuerza aún más la posición de la Península como un destino preferencial. Gracias a su apuesta por las energías renovables, como la hidroeléctrica, solar y eólica, tanto España como Portugal ofrecen un suministro energético limpio para los centros de datos. Un ejemplo de esto es el complejo en construcción en Sines, Portugal, que será el mayor en Europa alimentado por energías renovables, reflejando el compromiso de la región con la reducción de la huella de carbono.
Con 13 intercambios de Internet, la Península no solo se conecta internamente sino que extiende su influencia a través de Europa, África, Medio Oriente y América. Esta extensa red de conectividad permite a las empresas establecer una base sólida y redundante para sus operaciones digitales.
El camino hacia 2025 sitúa a la Península Ibérica como un punto focal en el mapa digital europeo. Su combinación de infraestructura avanzada, sostenibilidad y un entorno económico favorable no solo atrae a empresas globales sino que promete desempeñar un rol crucial en la configuración del futuro digital. Con Iberia transformándose en un mega hub digital, se abre un abanico de posibilidades para aquellas compañías que buscan innovación y eficiencia en sus operaciones, posicionando a la región como un puente vital entre continentes y un actor clave en la interconectividad global.