El reciente informe de la Alianza Atlántica ha desmentido las aspiraciones del Gobierno español de alcanzar un gasto militar del 2% del PIB para el cierre de este año. A pesar de los esfuerzos proclamados por el Ejecutivo, el informe coloca el gasto en defensa de España por debajo de lo esperado, lo que ha generado un clima de tensión y críticas tanto a nivel nacional como internacional. Este desencuentro con la OTAN resalta la dificultad de España para cumplir con las metas establecidas para sus aliados, a pesar del contexto de creciente inestabilidad geopolítica que demanda un aumento en los presupuestos de defensa.
A pesar del revés, el Gobierno se mantiene firme en su postura, afirmando que el gasto en defensa alcanzará un 1,4% del PIB en 2024, según nuevos datos enviados a la OTAN. Estas cifras intentan tranquilizar a los socios internacionales y apaciguar las críticas internas, indicando una mejora progresiva en el compromiso de España con el fortalecimiento de sus capacidades militares. Mientras tanto, el debate sobre el gasto en defensa continúa en el ámbito político, destacando las divisiones respecto al equilibrio entre recursos destinados a la seguridad nacional y otras áreas prioritarias del gasto público.
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