La banda donostiarra culminó el último día del festival con una actuación que transportó a los asistentes a sus recuerdos de infancia, evocando las emociones que solían despertar los antiguos CDs del coche. En un ambiente cargado de nostalgia, los espectadores se dejaron llevar por las melodías y letras que en algún momento formaron parte del paisaje sonoro de sus vidas, creando una conexión emocional palpable entre el público y el escenario.
El concierto, celebrado en un marco lleno de energía y expectación, consolidó la relevancia de la banda en la escena musical actual. A través de una cuidada selección de su repertorio, lograron no solo mantener la atención de los presentes, sino también reavivar memorias colectivas que muchos creían perdidas. La respuesta entusiasta del público demostró que, a pesar del paso del tiempo, la música sigue siendo un poderoso vehículo para revivir y compartir experiencias pasadas.
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