Naciones Unidas ha decidido mantener su presencia en la Línea Azul, una franja de separación entre Líbano e Israel que actualmente es epicentro del conflicto armado entre el ejército israelí y la milicia Hezbolá. La decisión viene después de que el gobierno israelí, encabezado por Benjamín Netanyahu, solicitara la evacuación de más de veinte puestos de observación de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Unifil), alegando que no pueden garantizar la seguridad de los cascos azules. Pese a las tensiones y la retirada de las Fuerzas Armadas del Líbano de las zonas fronterizas, la ONU ha optado por mantener un mínimo de personal en los puestos, extremando las precauciones de seguridad, con el argumento de que su presencia es fundamental para la protección de la población civil y el soporte en el reparto de ayuda humanitaria.
España desempeña un papel destacado en la misión de Unifil, bajo el liderazgo del general de división español Aroldo Lázaro, quien coordina a más de 10.000 militares y 800 civiles de 50 países. La participación española incluye también el comando de la brigada multinacional este, a cargo del general de brigada Guillermo García del Barrio, con 670 efectivos, en su mayoría de la Brigada Aragón. El gobierno español apoya la decisión de la ONU de permanecer en la región, considerando la presencia de Unifil como pieza clave para la estabilidad y seguridad, aunque reconoce que la resolución del conflicto depende de un alto el fuego entre Israel y Hezbolá. En un movimiento sin precedentes, Israel ha declarado persona non grata al secretario general de la ONU, António Guterres, impidiéndole la entrada al país por no condenar enérgicamente un ataque reciente de Irán.
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