El auge del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en los comicios de Turingia y Sajonia refleja la instrumentalización de la inmigración como herramienta política. Björn Höcke, líder de AfD en Turingia, ha capitalizado el miedo tras atentados violentos, obteniendo un tercio del voto en esas regiones. El partido, surgido por desacuerdos con las políticas migratorias de Merkel en 2015, encuentra en el Este un terreno fértil debido a una falta de integración histórica con migrantes y un resentimiento post-unificación. Mientras los partidos tradicionales caen en las encuestas, tanto la ultraderecha como la neocomunista Sahra Wagenknecht se alzan como fuerzas decisivas. La gestión migratoria que enfrenta Alemania, amplificada por crisis internas y externas, sigue siendo terreno abonado para el discurso populista.
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