En un emocionante duelo celebrado en el Gran Canaria Arena, Unicaja Málaga consolidó su posición como uno de los grandes del baloncesto español al vencer a Real Madrid y conquistar la Copa del Rey. Bajo la dirección de Ibon Navarro, el equipo andaluz desplegó un juego rápido y apasionado que le permitió sumar su quinto trofeo en dos años, destacando la actuación estelar de Kendrick Perry. Con 27 puntos y seis asistencias, el base fue el motor de un partido que puso de manifiesto la habilidad y el coraje de Unicaja para desafiar a titanes como el Madrid, al que ya había superado en la Supercopa de España. La victoria reafirma a los malagueños como un contendiente serio en el baloncesto nacional, gracias a su estilo de juego veloz y una defensa implacable.
El enfrentamiento fue una exhibición de estrategia y talento, con jugadores como Yankuba Sima y Perry destacando en momentos cruciales. A pesar de los esfuerzos del Real Madrid por encontrar fisuras en la defensa de Unicaja, el equipo verde y morado mantuvo su enfoque ofensivo, repartiendo responsabilidades entre Kalinoski, Taylor y Carter. Mientras que Hezonja y Campazzo buscaban achicar diferencias para los madrileños, el incansable ritmo de Unicaja y su capacidad para responder con ataques contundentes dejaron a los blancos sin respuestas, sancionados además por numerosas pérdidas de balón. Gran Canaria Arena, vibrante testigo del espectáculo, fue el escenario de una batalla en la que Unicaja demostró que su hambre de victoria y crecimiento es inextinguible, consolidándose como un nuevo y firme pilar del baloncesto en España.
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