Mario Sigman, en su obra «El poder de las palabras,» describe cómo las creencias limitantes influencian emocionalmente la política contemporánea, provocando que las emociones reemplacen el debate racional, llevando a una tendencia hacia la demagogia. Sigman argumenta que los medios de comunicación, especialmente la televisión, y los spin doctors manipulan el discurso público para polarizar la discusión y desviar la realidad con acusaciones y retórica. Este fenómeno se refleja en la política española actual, donde Pedro Sánchez ha cambiado su retórica sobre la inmigración, adoptando términos más aceptables sin alterar el fondo del mensaje. Esta manipulación lingüística busca generar respaldo emocional entre sus seguidores mientras evita alinearse explícitamente con discursos de derecha, evidenciando un uso persuasivo del neolenguaje para mantener el control narrativo.
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