El Gobierno de Países Bajos, bajo la dirección del Partido de la Libertad (PVV), ha aprobado una serie de reformas para endurecer las políticas de inmigración y asilo, cumpliendo así con las promesas de la campaña del líder derechista, Geert Wilders. Las modificaciones en la legislación buscan reducir la llegada de inmigrantes al país, un tema sensible que ha generado un amplio debate entre la población neerlandesa. Las reformas contemplan la reducción del permiso inicial para refugiados de cinco a tres años, restricciones en las reunificaciones familiares para hijos adultos y penalizaciones para quienes no colaboren en procesos de deportación. Estas medidas aún deben pasar por la revisión del Consejo de Estado para asegurar su viabilidad jurídica.
La ministra de Asilo y Migración, Marjolein Faber, señaló que estos cambios responden al deseo de la ciudadanía de ver una disminución en el número de refugiados, subrayando la necesidad de enviar un mensaje claro sobre las posturas del gobierno respecto a la migración. Además del ajuste en las políticas de asilo, el gobierno ha instaurado controles fronterizos desde el 9 de diciembre con el objetivo de restringir el flujo de inmigrantes irregulares. Las acciones del Ejecutivo han sido recibidas con entusiasmo por Wilders, quien las considera un avance significativo hacia un control más estricto de la inmigración en Países Bajos.
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