En un discreto local del Poblenou en Barcelona, la Iglesia Cristiana Evangélica del Dios Vivo, conocida como La Luz del Mundo, ha celebrado la Santa Cena, un ritual central de su fe. El evento recibió a mil personas del sur de España, con un fuerte resguardo en las puertas y un ambiente de secretismo reforzado por la presencia de corpulentos vigilantes. Las actividades se extendieron desde el viernes hasta el domingo, enfocándose en temas como la familia, la niñez y la educación en un intento de «hacer mejores personas y ciudadanos», según Levi Sainz, uno de los ministros presentes. No obstante, el evento estuvo marcado por la controversia debido a la reciente condena de su líder, Naasón Joaquín García, por abuso infantil, así como nuevas investigaciones por crimen organizado.
La relación de la iglesia con su líder es complicada, y a pesar de las acusaciones, los portavoces sostienen que dichos escándalos no afectan la imagen de la congregación. Durante la celebración, los asistentes, mayoritariamente sudamericanos, siguieron códigos específicos de vestimenta, con los hombres en trajes y las mujeres con vestidos coloridos y velos. Los organizadores negaron el acceso a los medios y evitaron comentarios sobre las acusaciones legales actuales contra García y su familia, centrando su discurso en defender a la congregación de acusaciones de ser una secta. «Nos llaman secta porque somos diferentes», argumentó Sainz, destacando la apertura de su iglesia a nuevos fieles y su participación en actividades sociales y culturales.
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