Lydia Gamón, una residente de Alfafar, ha visto su vida transformada dramáticamente debido a un doble infortunio: la covid persistente y las devastadoras consecuencias de la DANA del 29 de octubre. Diagnosticada con covid persistente desde noviembre de 2023, pero sufriendo síntomas desde marzo de 2021, Lydia enfrenta desafíos continuos en su vida diaria, viéndose afectada por dolencias como encefalomielitis miálgica y disautonomía. Estos problemas de salud crónicos y altamente incapacitantes se ven exacerbados por la carencia de tratamientos efectivos y un escaso conocimiento sobre la enfermedad en la comunidad médica. A sus dificultades de salud se sumó el desastre natural que destruyó su hogar en el Parque Alcosa, llevándose consigo todas sus pertenencias esenciales, incluyendo el andador y la silla de ruedas que le permitían desplazarse.
Actualmente, Lydia vive con una tía en Massanassa, donde enfrenta un aislamiento casi total debido a la imposibilidad de usar el ascensor dañado por la riada. «No tengo vida, ya no vivo, únicamente sobrevivo», expresa Lydia, evidenciando las profundas secuelas emocionales y sociales de su condición. A pesar de recibir una ayuda limitada de 6.000 euros de la Generalitat Valenciana, considera que la respuesta de las administraciones frente a la catástrofe ha sido inadecuada y deficiente. Gracias a los incansables esfuerzos de los voluntarios ha logrado alguna mejora, pero su situación económica, habitacional y de movilidad sigue siendo crítica. Lydia denuncia la falta de organización y asistencia por parte de las instituciones públicas, mientras busca afanosamente reconstruir su vida tras haber sido arrastrada «al borde del abismo».
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