El juez ha emitido un fallo en el que critica una medida de seguridad, señalando que prioriza la comodidad sobre la protección efectiva. Según su dictamen, existen alternativas menos invasivas, como el uso de alarmas, para lograr la misma finalidad de resguardo sin comprometer la privacidad de las personas afectadas. Esta resolución pone en duda la implementación de ciertas estrategias de seguridad consideradas excesivas, abriendo un debate sobre la proporcionalidad y efectividad de las medidas adoptadas.
El argumento central del juez se basa en que la seguridad no debe comprometerse por soluciones que sencillamente buscan facilitar el control ante situaciones potenciales de riesgo. Su intervención sugiere que las decisiones deben orientarse hacia un equilibrio entre la seguridad y los derechos individuales, enfatizando que el uso de tecnologías invasivas debería ser la última opción. Este pronunciamiento podría influir en futuros casos, obligando a revisar y ajustar las políticas de seguridad actuales para garantizar que sean justas y apropiadas.
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