Los 4,000 vecinos de la barriada del Guadalquivir en Coria del Río llevan más de dos décadas expuestos a altos niveles de benceno, tolueno y otros compuestos tóxicos que han afectado su salud, generando enfermedades como leucemia, cefaleas y problemas respiratorios. Informes del Seprona y la Fiscalía de Medio Ambiente advierten de estos peligros, pero no existe un protocolo médico que permita atribuir directamente estas enfermedades a la exposición a estos gases. La ausencia de este protocolo ha impedido que los afectados reciban indemnizaciones, mientras la Consejería de Salud de Andalucía se compromete ahora a desarrollarlo en el Hospital Virgen del Rocío. Sin embargo, Rogelia Gómez, presidenta de la Asociación de Vecinos Afectados, muestra escepticismo ante promesas que en el pasado no se han materializado.
En una reciente reunión, la Consejería de Medio Ambiente prometió reforzar la vigilancia epidemiológica y formar al personal médico local sobre los síntomas de intoxicación por compuestos orgánicos volátiles. A pesar de estos compromisos, los vecinos siguen a la espera de un informe definitivo sobre la reparación de un colector cuya fuga podría haber agravado la contaminación. La empresa de aguas Aljarafesa podría estar involucrada en el procedimiento penal si se demuestra que sus instalaciones contribuyeron a la filtración de tóxicos. Mientras tanto, el aire en la barriada sigue siendo irrespirable, con síntomas persistentes entre los residentes. Las acciones de las autoridades llegan tarde para muchos, y los vecinos mantienen su lucha jurídica, cargados de informes que respaldan sus reclamos.
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