En un escenario de creciente preocupación por el medio ambiente, las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) se han convertido en una herramienta fundamental para reducir la contaminación en las ciudades españolas. La reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que anuló las restricciones de Madrid Central, ha reavivado el debate sobre el alcance y la aplicación de estas zonas, que no solo afectan a los coches, sino también a los motociclistas. Las motocicletas con motor de combustión se enfrentan a restricciones significativas en varias ciudades, y las sanciones por incumplimiento pueden ascender a 200 euros. Uno de los ejemplos más estrictos es La Línea de la Concepción en Cádiz, donde se prohíbe la circulación a todos los vehículos motorizados en la ZBE alrededor del Parque Príncipe Sofía.
En contraste, ciudades como Cartagena y Bilbao aplican restricciones menos severas, activándose solo en episodios de alta contaminación o para vehículos sin etiqueta medioambiental durante horarios específicos. Los motociclistas con vehículos eléctricos disfrutan de más flexibilidad, aunque existen excepciones relacionadas con las etiquetas CERO y ECO. Mientras tanto, ciudades como Madrid y Barcelona continúan desarrollando sus propias normativas de ZBE, que varían ligeramente en términos de aplicación y horarios. Según Emilio Froján, CEO de Velca, la disparidad de regulaciones entre municipios subraya la necesidad de unificar criterios a nivel nacional para facilitar el cumplimiento y la movilidad tanto de residentes como de visitantes.
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