La teoría de las tres banderas, una estrategia diseñada para reducir el impacto fiscal de individuos y sus negocios utilizando las ventajas ofrecidas por diferentes países, está ganando terreno entre nómadas digitales y defensores de la libertad personal y financiera. Esta técnica busca combinar los aspectos más favorables de varios países para la vida de una persona o entidad, como la ciudadanía, la residencia fiscal y la localización de una empresa.
El concepto original, desarrollado por Harry D. Schultz, se ha expandido con el tiempo llegando a incluir hasta siete «banderas», cada una de ellas representando un elemento clave en la búsqueda de una menor carga fiscal y mayor libertad. Entre estas banderas se encuentran la obtención de un segundo pasaporte para flexibilidad de movimiento, la selección de un país con un régimen fiscal favorable para residencia personal y empresarial, la elección de un destino seguro para el patrimonio y la decisión de vivir en un lugar que permita disfrutar de lo que más se valora en la vida.
La teoría de las tres banderas no solo busca minimizar la cantidad de impuestos a pagar, sino también asegurar una mayor libertad para sus adeptos, quienes asumen el rol de nómadas globales y se despegan de ser dependientes de las políticas fiscales y regulaciones de un único país. No obstante, este modelo implica la responsabilidad de costear servicios que generalmente provee el Estado, como la salud y la educación, a través de medios privados.
Este enfoque de vida y gestión fiscal, impulsado tanto por consideraciones económicas como por el deseo de libertad, invita a reflexionar sobre la relación entre nacionalidad, residencia y obligaciones fiscales en un mundo cada vez más globalizado. Las personas que adoptan esta teoría y estilos de vida como el del turista perpetuo lo hacen con la intención de optimizar su bienestar financiero y personal, desafiando así las fronteras tradicionales.