La economía colombiana ha recibido un golpe inesperado con el repunte del índice de precios al consumidor (IPC), que creció un 1,14% en febrero, rompiendo una tendencia de dos años a la baja y situándose en un 5,28% interanual. Este aumento aleja significativamente al país de la meta del Banco de la República de mantener la inflación en un 3%. La noticia ha despertado inquietudes sobre la política monetaria, poniendo presión sobre la junta directiva del banco central, especialmente con la llegada de dos nuevos codirectores designados por el presidente Gustavo Petro. La estrategia de Petro de reducir las tasas de interés para fomentar el crecimiento económico podría entrar en conflicto con la necesidad de contener la inflación. En su anuncio, Andrea Ramírez Pisco, directora encargada del DANE, destacó que la inflación de febrero fue ligeramente superior a la del mismo mes del año anterior y sorprendió a los analistas, quienes preveían un aumento menor.
Los factores que han impulsado la inflación incluyen incrementos en rubros regulados como la educación, los arriendos y el transporte, reflejando el efecto del aumento del IPC del año anterior. En particular, la educación tuvo un alza significativa del 5,57%, convirtiéndose en el sector con mayor impacto en el índice de precios. Bogotá, siendo la ciudad más grande del país, observó un aumento del costo de vida del 1,53%, impulsado por un notable incremento del 29,83% en el costo del gas domiciliario y del 7,3% en transporte, lo que contribuyó al aumento general en el IPC. En contraste, Medellín tuvo el menor aumento con un 0,62%, destacándose como una excepción en el contexto nacional. Este panorama refuerza las preocupaciones sobre las presiones inflacionarias y su impacto potencial en la economía colombiana.
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