El Índice de Precios de Consumo (IPC) en España experimentó una notable moderación en septiembre, alcanzando un incremento del 1,5%, su tasa más baja desde marzo de 2021 según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta ralentización ha sido impulsada principalmente por la reducción en los costos de los alimentos y el abaratamiento de los carburantes, marcando así cuatro meses consecutivos de disminución en la inflación.
Desde el Ministerio de Economía se ha destacado la resiliencia de la economía española, que continúa mostrando fortaleza y éxito en la moderación de los precios. Según afirman, esta situación permite mejorar la capacidad de compra de los ciudadanos y la renta real de los hogares, ofreciendo un respiro en el panorama económico actual, especialmente tras la crisis de precios provocada por la pandemia y la guerra en Ucrania.
El informe del INE identifica los sectores que más han contribuido a esta moderación en la inflación. El transporte muestra una caída significativa del 3,9% en sus precios, atribuida principalmente a la reducción en el coste de los carburantes y lubricantes, un giro notable respecto al incremento registrado un año antes. Del mismo modo, el sector de los alimentos y bebidas no alcohólicas ha reducido su tasa anual al 1,8%, gracias en gran parte a la disminución en los precios de aceites, grasas, legumbres, hortalizas y frutas. En cuanto a la vivienda, el retroceso en los precios de la electricidad ha permitido una disminución en su tasa de inflación, colocándola en el 2,9%. El ocio y la cultura, aunque registraron un aumento del 1,1% en sus precios, experimentaron una desaceleración en comparación con meses anteriores, especialmente debido a la reducción en el coste de los paquetes turísticos.
El análisis por comunidades autónomas refleja importantes variaciones en la evolución de la inflación. Asturias y el País Vasco presentan la tasa más elevada, ambas con un 1,8%, mientras que Cantabria muestra la tasa más baja, con un 1%.
La inflación subyacente también ha disminuido, situándose en el 2,4%, el nivel más bajo desde enero de 2022. Este indicador, que excluye los componentes más volátiles como los alimentos no elaborados y los productos energéticos, es seguido atentamente por los analistas para obtener una visión más precisa de la evolución de los precios. Por su parte, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), utilizado para comparar la inflación entre los países de la zona euro, descendió siete décimas, quedando en un 1,7% en septiembre.
Este descenso del IPC ofrece un alivio significativo, especialmente en sectores clave como el transporte, los alimentos y la vivienda. La caída en la inflación no solo aumenta la capacidad de compra de los hogares, sino que también reduce la presión sobre las finanzas familiares, lo cual es una buena señal para la economía en general. No obstante, los analistas observan con cautela el contexto global, todavía incierto, donde los precios energéticos podrían volver a fluctuar, determinando la tendencia futura de la inflación en el país.