La inflación general experimentó una notable desaceleración en el último mes, situándose en un 2,1%. Este descenso viene acompañado por una moderación en la inflación subyacente, que ha caído tres décimas, reflejando un alivio en el costo de los bienes y servicios más estables. Este comportamiento sugiere que las medidas económicas adoptadas empiezan a mostrar efectos positivos en el control de precios, reduciendo la presión sobre los consumidores y estimulando una mayor confianza en el mercado.
Expertos en economía destacan que la caída de la inflación subyacente es especialmente relevante, ya que esta métrica excluye los precios de los productos energéticos y los alimentos frescos, proporcionando una visión más clara y estable de la tendencia de precios. Analistas anticipan que, de mantenerse este ritmo, podrían generarse condiciones más favorables para el crecimiento económico a mediano plazo. Sin embargo, advierten que es crucial continuar con políticas que aseguren la estabilidad de precios para evitar repuntes inesperados en el futuro cercano.
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