La economía española, al igual que muchas otras a nivel internacional, ha operado predominantemente bajo un enfoque socialdemócrata que, aunque aparenta ser beneficioso por su reparto de gastos y subvenciones, carga a los ciudadanos con altos impuestos para sostener dicho modelo. Este enfoque, que prioriza el gasto público, a menudo no logra fomentar un crecimiento económico sostenible, sino que más bien deja un legado de deuda y desequilibrios estructurales cuando los recursos se agotan. La argumentación sugiere que este modelo es insuficiente, y que la experiencia demuestra cómo las políticas del centro-derecha, si se aplican de manera adecuada, podrían ofrecer mejores resultados económicos, siguiendo ejemplos de figuras históricas como Reagan, Thatcher y líderes nacionales como José María Aznar.
Desde esta perspectiva, se aboga por una política económica liberal-conservadora que no tema alejarse de las pautas socialdemócratas. Se destaca la necesidad de centrarse en la eficiencia fiscal, reducir el gasto innecesario y bajar impuestos, lo que permitiría no sólo superar la herencia de Sánchez, sino también preparar a la economía para un crecimiento sostenible y menos dependiente del gasto público. El papel del centro-derecha, liderado por el PP y Alberto Núñez Feijóo, se presenta como crucial para implementar cambios estratégicos que reduzcan el intervencionismo, promuevan la estabilidad presupuestaria y aseguren una administración más efectiva y eficiente, manteniendo las esperanzas de quienes buscan un cambio en la administración gubernamental española.
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