El gasto con tarjetas de crédito y débito experimentó una disminución en ambos sectores, tanto en tiendas físicas como en el comercio electrónico. Esta tendencia pone de manifiesto un cambio en los patrones de consumo, influenciado por diversos factores económicos que afectan el poder adquisitivo de las familias. A medida que las incertidumbres económicas persisten, los consumidores parecen adoptar un enfoque más cauteloso en su comportamiento de compra, priorizando el ahorro y el uso eficiente de sus recursos financieros. Esta situación ha generado preocupación entre los comerciantes, quienes ven en la baja del gasto con tarjetas un desafío para mantener las cifras de ventas.
Pese al crecimiento del comercio electrónico registrado en años anteriores, la caída del gasto con tarjetas en este sector sugiere un posible estancamiento en su expansión. Las empresas de retail, especialmente aquellas que no han diversificado sus canales de venta, podrían enfrentar dificultades si no logran adaptarse a estas nuevas dinámicas de consumo. Expertos sostienen que, para contrarrestar esta tendencia, los minoristas deberán enfocarse en estrategias que fomenten la fidelización del cliente, ofreciendo experiencias de compra personalizadas y promociones atractivas. Además, el sector financiero observa de cerca estas tendencias, evaluando su impacto potencial en las estrategias crediticias y de financiamiento.
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