En su reciente intervención en la Asamblea General de la ONU, Gustavo Petro, presidente de Colombia, lanzó severas críticas a Donald Trump y denunció el genocidio en Palestina. Petro destacó simbólicamente la insignia roja, negra y blanca en su guayabera, asociándola con una «revolución mundial de los pueblos» necesaria para enfrentar la crisis climática. Este gesto no es aislado; anteriormente, Petro ha enarbolado la llamada bandera de la «guerra a muerte», una referencia a la lucha de Simón Bolívar, evocando críticas por su discurso violento. Su uso de este símbolo ha generado controversia en un contexto nacional marcado por el asesinato del senador opositor Miguel Uribe Turbay, lo que ha revivido tensiones políticas y temores de violencia.
El simbolismo de la bandera de la «guerra a muerte» resurge en medio de una campaña electoral y suscita preocupaciones entre expertos que advierten sobre la posible glorificación de la violencia en un momento delicado. Históricamente, este emblema se relaciona con un decreto de Bolívar en 1813, que significó una intensificación brutal de la guerra de independencia y que, según los críticos, Petro reivindica inapropiadamente. A lo largo de su gobierno, Petro ha manifestado una devoción por figuras históricas como Bolívar y el olvidado presidente José María Melo, integrando su legado en su discurso político, lo que algunos interpretan como una interpretación sesgada de la historia.
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