En las últimas semanas, se ha registrado un alarmante aumento en los robos de cajeros automáticos en diversas sucursales bancarias de la comunidad de Madrid, generando pérdidas que pueden alcanzar hasta 150.000 euros por cada asalto. Estos actos delictivos no solo logran extraer significativas sumas de dinero, sino que también provocan que las oficinas afectadas queden inutilizadas durante varios días, impactando el servicio para los clientes y ocasionando costes adicionales en reparaciones y medidas de seguridad reforzadas. El modus operandi de los asaltantes es rápido y eficaz, dejando pocas pistas para las autoridades y elevando la preocupación entre las entidades bancarias y las fuerzas de seguridad.
Las investigaciones preliminares sugieren que estos robos son llevados a cabo por bandas organizadas, que utilizan sofisticadas herramientas y técnicas para burlar los sistemas de seguridad de los cajeros automáticos. A pesar de los esfuerzos policiales para identificar y detener a los responsables, la oleada de delitos continúa en ascenso, generando una sensación de inseguridad entre los ciudadanos y desafíos para las instituciones encargadas de proteger el patrimonio físico y económico de la región. Los responsables de seguridad de las entidades bancarias trabajan de manera conjunta con la policía para desarrollar estrategias más efectivas que garanticen la seguridad de los establecimientos y prevengan futuros incidentes.
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