En el Festival de Cine de Venecia, Paolo Sorrentino ha estrenado su última obra, «La gracia», con el papel protagónico de Toni Servillo. La película, recibida con risas y lágrimas, narra una historia de amor y duelo centrada en el presidente italiano Mariano de Santis, un hombre apodado «Cemento Armato» por su falta de emoción. El filme aborda temas como la eutanasia, violencia machista y el paso del tiempo, generando un fuerte impacto en el público. La cinta destaca por su guion inteligente e irónico y el magistral uso de la música, aunque algunos sugieren que pudo haber sido más breve. En todo caso, ha iniciado el festival con éxito y promete cautivar al público español cuando llegue a los cines en enero.
La inauguración del festival también ha estado marcada por las tensiones políticas actuales, como la masacre en Gaza, que ha desencadenado protestas de grupos pro-palestinos. Durante el evento, se pidió al festival condenar más claramente al gobierno israelí. El director artístico del festival, Alberto Barbera, defendió el espacio como un lugar abierto al diálogo, rechazando censurar artistas. Mientras tanto, la sensibilidad de Sorrentino hacia temas sociales y su habilidad para mantener al público reflexionando destacan en esta edición, donde también se homenajeó al legendario Werner Herzog. La Mostra, en su 82ª edición, promete ser no solo un desfile de estrellas, sino un reflejo de las tensiones políticas mundiales.
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