El Dr. Jan Tesarik, destacado especialista en reproducción asistida y director de la Clínica MARGen de Granada, ha dado a conocer un estudio innovador que examina la adquisición de la identidad personal en los seres humanos desde perspectivas científicas y teológicas. La investigación, titulada «When the Human Being Gains Personal Identity: Synthesis of Scientific Data and Biblical Exegesis from Christian Viewpoint», enlaza evidencias del desarrollo embrionario con interpretaciones bíblicas cristianas.
El estudio identifica un momento crucial en el establecimiento de la identidad personal, llamado cariogamia, que se produce entre 22 y 24 horas después de la fecundación, cuando los genomas paterno y materno se funden. Según Tesarik, a partir de este instante, el embrión posee un genoma único que se mantendrá inalterado a lo largo de su vida, lo que, desde una perspectiva biológica y ética, justifica considerar al embrión como una persona.
El análisis confronta hallazgos científicos sobre la fecundación con referencias bíblicas, destacando que tanto la ciencia como las Escrituras describen este evento como un instante concreto, no un proceso prolongado. Esto plantea implicaciones éticas significativas, ya que se defiende que el embrión debe recibir el mismo respeto y protección que cualquier ser humano desde el momento de la cariogamia.
Tesarik introduce un debate esencial sobre el tratamiento de embriones generados mediante técnicas de reproducción asistida. Critica la práctica de destruir o seleccionar embriones basándose en conveniencia o características genéticas, calificándola de inaceptable éticamente. Aboga por que la ciencia avance para ofrecer curación, no para descartar.
El estudio también aborda posibles conflictos entre los intereses de la madre y el embrión, afirmando que la supervivencia de la madre debe priorizarse cuando su vida está en riesgo. Subraya la necesidad de que futuros médicos y biólogos reciban formación ética que les permita discernir entre usos correctos y manipulaciones de las tecnologías reproductivas.
Finalmente, Tesarik destaca que los avances científicos están abriendo un nuevo horizonte en el tratamiento de enfermedades embrionarias antes del nacimiento, reconociendo a los embriones como pacientes con plenos derechos. Concluye afirmando que el respeto por la vida comienza desde el primer instante, y que el futuro de la medicina reproductiva debe centrarse en el tratamiento y cuidado de los embriones, en lugar de su selección.


