La Generalitat de Cataluña y el Ministerio de Transportes han alcanzado un acuerdo con Aena para llevar a cabo la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat, con una inversión superior a los 3.000 millones de euros. El ambicioso plan incluye la extensión de la tercera pista y la construcción de una nueva terminal satélite, además de la remodelación de las terminales T1 y T2 y la mejora de la zona de estacionamiento. Con el objetivo de mitigar el impacto ambiental de las obras, se ha propuesto la renaturalización de 300 hectáreas del parque agrario del Llobregat, buscando equilibrar el efecto sobre este delicado ecosistema.
El president Salvador Illa ha programado una comparecencia para ofrecer más detalles sobre el proyecto, que se presenta como vital para impulsar la economía de Cataluña. No obstante, la propuesta no está exenta de polémica, especialmente por su impacto en el delta del Llobregat, una zona protegida por la Red Natura 2000. A pesar de haber superado el primer escollo técnico, el Govern se enfrenta ahora al desafío de obtener apoyo político, ya que socios clave como Esquerra y los Comunes expresan su desacuerdo, argumentando que la expansión no se alinea con las prioridades actuales ante el cambio climático. En este contexto, el aeropuerto Josep Tarradellas acaba de superar los 55 millones de pasajeros, alcanzando así su máxima capacidad operativa.
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