Días antes de que las lluvias torrenciales impactaran la provincia de Valencia, las autoridades meteorológicas ya habían emitido avisos sobre el fenómeno. La Agencia Estatal de Meteorología lanzó un aviso rojo, representando el nivel máximo de alerta, ante la llegada inminente de una fuerte dana (depresión aislada en niveles altos). A partir del mediodía, varios barrancos de la provincia empezaron a desbordarse, alcanzando precipitaciones superiores a 200 litros por metro cuadrado en algunas localidades. La situación comenzó a volverse crítica cuando la consejera de Interior, Salomé Pradas, recibió la notificación de un camionero desaparecido en L´Alcudia, lo que la llevó a convocar una reunión urgente del Cecopi, el ente encargado de la coordinación de emergencias.
La consejera Pradas, tras recibir alertas sobre la situación de los cauces, se desplazó personalmente a Carlet y Benimodo para evaluar in situ los riesgos del río Magro y el barranco local. Durante su visita, recibió información adicional sobre la desaparición en L´Alcudia, lo que intensificó la urgencia de las medidas coordinativas. En paralelo, la Confederación Hidrográfica del Júcar ya había advertido sobre la crecida del barranco del Poyo, que mantenía un caudal peligroso, en tanto que el embalse del Forata enfrentaba niveles de agua crecientes. Pese a los esfuerzos, el cuerpo del camionero fue hallado cuatro días después en el barranco de Prado, evidenciando la rapidez y el riesgo con que las aguas desbordaban los límites naturales establecidos.
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