El Tribunal Supremo ha iniciado la vista del caso en el que Alberto González Amador demanda a la vicepresidenta del gobierno, reclamando una compensación de 40.000 euros por una supuesta intromisión en su honor. Durante la sesión, la parte demandante argumentó que las declaraciones públicas de la vicepresidenta dañaron la reputación de González Amador, afectando tanto su esfera personal como profesional. El abogado del demandante presentó pruebas que, según él, demuestran el impacto negativo en la vida de su cliente, y subrayó la importancia de proteger el derecho al honor frente a figuras públicas cuya influencia puede tener consecuencias significativas.
Por su parte, la defensa de la vicepresidenta refutó las acusaciones, sosteniendo que las afirmaciones realizadas no constituyen una intromisión ilegítima en el honor de González Amador. El equipo legal argumentó que las declaraciones estaban amparadas por el derecho a la libertad de expresión, componente esencial en una democracia, especialmente cuando se trata de asuntos de interés público. Durante el transcurso del juicio, el Tribunal Supremo evaluará las pruebas y testimonios presentados por ambas partes, antes de emitir un fallo que podría tener implicaciones importantes en la interpretación de los límites entre la libertad de expresión y el derecho al honor en el ámbito político y social.
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