La final de la decimotercera edición de MasterChef se convirtió en un evento memorable al enfrentar a las finalistas Bea y Gabriela en una intensa competencia por el trofeo y un premio de 100.000 euros. Ambas concursantes presentaron menús destacados que incluían un entrante, un plato principal y un postre, dedicando sus creaciones a sus familias. La contienda fue calificada por el jurado como “la final más reñida de la historia”, destacando el excepcional nivel de habilidad mostrado por ambas participantes, según los chefs Jordi Cruz y Quique Dacosta.
La emoción estuvo presente durante toda la velada, con los jueces elogiando la pasión reflejada en los platos y sin señalar ningún error en los menús. Tras una deliberación profunda, Pepe Rodríguez anunció a Gabriela como la ganadora, provocando una explosión de celebraciones con confeti y emotivos abrazos entre las finalistas. Gabriela expresó su alegría al afirmar que este logro es uno de los más significativos de su vida, junto a la maternidad, cerrando así una edición llena de tensiones y sorpresas.
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